lunes, 11 de junio de 2012

Razones para vivir

Hoy es uno de esos días en que quisiera entender cual es el mecanismo del universo; y no me refiero a los tres componentes: ENERGÍA, MATERIA y ESPACIO, pero como hombre de ciencia, creo que entre uno y otro hay algo más profundo y diverso, elementos complejos que forman la vida.

En Temperley, provincia de Buenos Aires - Argentina, un pequeñito de tan solo 12 años, decidió ultimar su existencia con un disparo en la cabeza del revolver de su abuelo, debido a la fuerte crisis depresiva producto del maltrato y abuso por parte de sus compañeros de escuela, pues no soportó tanto dolor moral por la impotencia de ser más pequeño y menos fuerte que aquellos pobres maleducados que descargaban sus frustraciones en él, con lo que ahora se denomina "BULLYING", que son técnicas "sociales" de moda en donde se interactua golpeando y haciendo sufrir a los demás compañeros. Este fue el fatal desenlace de un juego que ha venido causando en el mundo entero estupor y horror por el daño psicológico al que es expuesto un niño, muchas veces introvertido y carente de supervisión adecuada.

Me pregunto: ¿Que pasó aquí? ¿No hubo directivos que tomaran el caso con seriedad desde que sucedieron los primeros incidentes? ¿y ahora, son los padres de los menores agresores responsables penalmente de lo causado? ¿La justicia dejará el caso como un hecho sin causa formal, porque tal vez el tema no se encuentra previsto dentro del marco legal vigente, o simplemente se anotará en un libro de actas y se pondrán matriculas condicionales y trabajos terapéuticos? El asunto no es sencillo, pero no es imposible de abordar. Hagamos el intento...


¿Que está sucediendo con nuestros jóvenes? El suicidio entre menores y adolescentes no es algo novedoso, más sigue tan alarmante como si ocurriese por vez primera. 


El acoso escolar ha aumentado su producción de dominio y terror sobre el cuerpo estudiantil de muchos colegios en todo el planeta, hasta 50 veces más que la ultima década; noticias desgarradora sobre la manera en que las victimas fueron agredidas sistemáticamente por otros hostigadores, pone en evidencia el abandono en el acompañamiento por parte de los docentes, directivos del plantel y de la familia misma. Cada Padre debería notar la "ausencia presente" y desanimo en sus niños, pero al parecer es casi imposible debido a la necesidad de atender los afanes del día y además se le suma la mala preparación para la crianza de un menor.

El 6 de Septiembre del año 2011, Mitchell Wilson, un niño sonriente con distrofia muscular severa, se suicidó asfixiándose en su dormitorio, que sin importar la manera en que lo hizo, ocurrió, y sobre ello, solo quedó una noticia y el llanto incurable de la familia.

Ashlynn Conner, una niña de 10 años, se quitó la vida ahorcándose con una bufanda en su casa, debido a las continuas burlas y acosos de sus compañeros al llamarle "gorda, fea y puta", lo cual dejó una trauma insuperable, mientras su madre solo se pregunta por que no lo vio venir. Los profesores, ahora responsables de muchas cosas, no escucharon las quejas y estados lamentables con que la niña acudía a ellos.

Y pare de contar los casos. Es injustificable que en este siglo tengamos este síntoma de degradación social y que se haya vuelto inmanejable por la negligencia o ignorancia de muchos otros.

Como ciudadanos, debemos ser responsables no solo de lo que nos atañe, sino también de los demás, ya que si lo enfocamos apropiadamente, somos los culpables que todo esté así tan descontrolado. Tal vez, no hemos tomado las riendas de nuestras vidas, y se la hemos entregado a los medios publicitarios y otros, que reflejan cuan corruptos nos encontramos, que no intervenimos si aquello no nos duele. Ahora duele no haber intervenido, y se sufre por que pudimos hacer algo, y nuestra atención estuvo en la imagen propia y la voluntad dividida entre el twitter y facebook.

Ahora yo, en este Blogg, deberé escribir con más seriedad este tipo de historias, en las que me incluyo como actor secundario, ya que tal vez maltraté en algún momento a otros, y también fui victima del acoso escolar y el abuso físico de otros compañeros.

Hasta ahora, no he matado a nadie, pero si he destrozado ilusiones y desvanecido esperanzas. 

Por algo se empieza, pero en estos casos, no vale nada ni justifica el terminar. Hay muchas razones para vivir.

Hasta pronto...

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